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domingo, 26 de septiembre de 2010

POEMAS DE MIGUEL ÁNGEL ZAPATA (PERÚ)



MI CUERVO ANACORETA


Mi cuervo brilla con el sol y nadie puede verlo como canario. Escribe con su pico la soledad de la noche y tamborea su cántico ante la gruta del agua que lo ve caer sin una letra. Mi cuervo es pájaro anacoreta, canario esculpido con carbón. El cuervo que se colaba por las alcobas es más vivo que loro verde repitiendo sílabas sin son. Mi cuervo brilla y brilla mejor que un cometa prendido en el cristal. Ya se posa en mis papeles cuando le hablo sin pensarlo, y cuando me mira es un aire emplumado, flauta de tinta que gotea mi envoltura.



MI CUERVO SE DESATA


Yo aquí con mi pico curvo soy hermoso: me desea la cuerva blanca que vive en la nevada, mi negrura es divina y en la miel descansa con la blanca tinta que brota de su cueva rumorosa. Me persiguen los pájaros de churriguera por no creer en su río de barro y de negrura: yo paseo campante por las siete esferas con la abeja de la flor de Liz. Aquí la superficie es curva como mi pico jovial, además, con estas alas avanzo hacia el boscaje de tu gran labio, para que otra vez me releas y te dilates, y vuelvas a chillar con mi voz de ave de la calle.



ESCRIBO EN LA VENTANA


Escribo en la ventana mirando la luna de mi cuervo. El mar acorazado sin gaviotas, maloliente aún se balancea entre sus olas. Aquí no hay mar: sólo residuos de nieve sucia pisoteada por los carros. La nieve cubre esta ciudad blanca sin sillar. Los astros patinan con el frío y yo camino con la luna entre la nieve y me siento cerca. Subo la Montaña y veo el cielo del texto inspirado en el hielo de la sombra. Todo el paisaje se derrite desde mi ventana. El día comienza otra vez y el fuego vuelve. Más leña y el jolgorio de los niños: nunca pensé que el fuego hiciera tan feliz a los niños. Es la lumbre que nos llama a bailar sin zapatos sobre la alfombra. Así con cuidado escribo mis corales en el patio de la casa: ahí donde descansaba mi pobre árbol desnudo y seco.



LA LENGUA QUE YO QUIERO


Volver a caminar y el texto del cielo que te lee cuando la ciudad se apaga. Un arcoiris en el techo de la casa salva la mañana. La casa huele a ceniza de cielo: mis hijas tomando fotos a los siete colores mientras brotan los pomares. Así sobrevivo protegido por los siete rayos y aquellas nubes que festejan al Creador del todo y la nada: por eso escribo lo que el arcoiris me dice: desde mi ventana veo la nevada y escribo lo que la nieve querría, y escribo lo que veo y lo que quisiera, queriendo verlo todo como el agua sin aire.



MI LENGUA RUMOROSA


Cabalgo para ver encenderse la antorcha del puerto y esperar al deseo en la orilla de este templo marino que se deshace ante mis ojos.
Cabalgo el abismo del sol para encontrar el tesoro sepultado, la arcilla fundida, el relumbre de una nueva lengua rumorosa.



LA LLUVIA LILA


El día comienza con la memoria. En el umbral de la ventana aún se siente el viejo polvo de los solares, el miedo de decidir si el mar es azul en el texto o lilla la lluvia sobre los techos. A nadie le fue dado conocer su destino. La nieve cubre la ciudad y todo es blanco y brilla. Nada más importe: la sombra se disuelve en el umbral de mi ventana. Todo pasa por estos bordes y esta página de aire se balancea sin tino por la superficie quemada.


LA IGUANA DE CASANDRA


Para Casandra Iris


Presiento que extrañas los arenales del desierto. No eres feliz, aún cuando mi hija te pone en el árbol de nuestro patio para que te sientas en casa. En tu mirada veo las dunas y una luna parda volando con la arena. A veces pienso dejarte ir pero no quiero ver triste a mi pequeña niña. Siempre recuerdo cuando te escapaste de tu tanque de cristal y luego te encontré meditando encima de mi ordenador: sorprendida mirabas mis palabras con luces y escuchabas las quenas de mi grabadora Quazar. Veo tus ojos plomos en los míos y pienso en el desierto: las dunas me atraen, sus líneas son femeninas, cada trazo es el pincel de un lenguaje sagrado que vive siglos bajo el sol. Así el mundo, la lengua, el poema que no quiero ya escribir. No sé si te compraré un tanque más grande, con algunos troncos elevados o te dejaré ir uno de estos días. Creo que morirías en este zoológico humano, además nadie te daría verduras ni lechugas frescas y calor. Ya quisiera volar al bosque de tu ensueño, dejar esta prisión de silencio y entrar en tus ojos plomizos para bailar en el desierto, donde alguna vez bailaremos desnudos bajo una tibia duna.


LUMBRE DE LA LETRA


A José Emilio Pacheco


No huyas que rompes mis barrotes y me dejas sin vuelo en la piscina azul. Mira que el mar es el mar y su cielo muere en la urna de la noche. No te vayas que aún me conmueven los viejos sonidos del ropero, el tambor y la sequedad de los días sin sol. No volveremos a estar solos temblando en el nevado. Contempla la arenilla y el cristal que nos refleja mirándonos el agua. Lee la señal que sigue la dirección del aire, el sudor de mi cuerpo cuando busca a tientas la llave de mi prisión para irme de vuelo por la ciudad apagada, entre la nieve sin lumbre, entre el barro que brama con la lluvia, el fango que incita a escribir en esta sierra colorada.

 
MI VALLEJO

A Stephen Hart


Aquí lo veo en esta banca de la plaza de las palomas, pensando en la lengua que escribió con el mundo ese cristal que quema la poesía. Hoy vuelve a escribir sobre la plaza la tinta intraducible del cóndor. De aquí se para y camina por la noche que ha vuelto a prender sus faroles, y de bar en bar va hablando y sonriendo mientras la garúa avanza. Y de aquí se marcha con la frente sudorosa, incansable, siguiendo.


EL POLVO Y LA TINIEBLA


El polvo llega por aquí como si fuera parte de nosotros.
El agua corre y arden los grillos en el pozo sin fondo.
No levanto la mirada y respiro despacio.
Cuando la oruga muere y el agua se estanca en las calles
escribo como la oruga, y por la mañana el sol vuelve como
si nada hubiera sucedido: mi perro mira el sol y yo escribo
temblando en el patio de la casa.

 
VOY A ESCRIBIR ALGO


Imagino que voy a escribir algo sobre el perro que mira
extasiado los cristales o sobre el blancor intenso del árbol
que permanece de pie como un enorme ángel con espadas.
Imagino que voy a subirme a los pinos para tomar fotos
de los copos de nieve que se van deshaciendo sobre la arena.
Pienso en pedir al cielo la gracia de la lluvia fresca.
Desnudo, rezo. Los cerros desesperados se agarran del sonido
de la luz del sol que nos derrite, y las rosas amarillas susurran
en el patio con mi perro.


EN MI PATIO TENGO UN ROSAL


En mi patio tengo un rosal y un río de leche que amanece.
En la madrugada el barro detona su silencio en los túneles
secretos que van al mar. Nadie sabe de su color ni de su
flujo, excepto las abejas que escriben odas de miel y las
aves que esperan reescribir en su cuaderno el cielo que
jadea con la bestia.



domingo, 19 de septiembre de 2010

POEMAS DE PEDRO LÓPEZ ADORNO (PUERTO RICO)



INTERLUDIO SUREÑO


Puede ser la hoguera de la casualidad,
el paladar de un vacío. Fugaz en el hallazgo
los cuerpos aterrizan. Episodio,
contemplación, abismo,
melodía, seducción,
la metáfora de pájaros sedientos
que en la orilla zozobran. Puede
ser el gran olvido sobre la miel de
los glúteos. Temblores
de cielo
entre sílabas y no hay mejor
poema que esa pareja
de enemigos en el lecho. Puede
ser esa línea recta que lleva
al amor a New Orleans y del Mississippi
superfician los dones de la sombra, las salchichas
y mariscos testigos de la primera
cópula. Puede ser. Siempre
puede ser la blancura de la página la dueña
de ese jazz que sólo desde y sólo
hacia (o viceversa) puede ser sin
ser
asfixia.


 CÓMO PASAR LA NOCHE EN BATON ROUGE




El cielo
parcialmente nublado
inicia su descenso. Debe uno
seguir la inscripción
del I-10. Acelerar el desvelo.


Una pareja. Se hace imprescindible una pareja. Del piso
13 al más allá. El delirio
de las primeras sombras. El drama.


Por ese piso 13 de leyenda
transmigra lo que tan in-
condicionalmente se desea aunque uno erre
el tiro 70 veces 7.
Como diría desde Chillán mi
querido Gonzalo
si aterrizara en este abismo.


Tendrá uno que apoyar su sin razón
en un Fonseca Porto.


Con jambalaya y zumo de cangrejos
la cultura gastronómica
aroma el incienso que exuda
la piel cuando la miel
roza el clima de los vientres.


Solemnidad y jolgorio del cielo
si a media noche
se trata de salchichas tan conscientemente
concebidas. Sólo hacen falta
el resplandor del Fonseca,
los óleos, la levedad del sinfín,
para que el deseo sea lo que haya paladeado
el destino.


 CÓMO SOBREVIVIR EN BATON ROUGE




Perpetuarse aquí es
dejar aisladas las metáforas.
Concierto que desconcierta. La piel
a cierta altura
sabe a miel pero también a
fresa, etouffé, cofradía.


Perpetuarse aquí es
arriesgarse. La música
transmigra. Sigue pura la tiniebla en que no
se sabe nada. Sea la nada
la verdad. Vengan
sus voces a destemplar
esos acordes que se ocultan o dispersan.


Perpetuarse aquí es
copular con la sombra siendo sombra.
Resbalar todo un río
para contemplar la tentación. Mas la magia
culmina. Queda la vorágine. Y uno
desconoce si el rehallazgo
aturde. Si el roce
causa gran locura.


 CÓMO IMPROVISAR EN BATON ROUGE




Ya que Big Al desde su trono
en New Orleans
recomendaría la desesperación, la furia,
entréguese uno
al recorrido
de Barbieri por la
lluvia sin pausa de
su "Michelle" de medianoche.
Hágasele caso al lenguaje hermoso y tenebroso
de los glúteos. Alójese uno
descabelladamente
en todas las pausas
del placer. Adentro, bien
adentro. Como saborear carne de tortuga
o el imprevisible etouffé de los sentidos
sin perder ya
más el ritmo
ni la altura.


 CÓMO DESPERTAR EN BATON ROUGE





En un más allá los tonos
de las delicias prohibidas.


Caricia interminable tanto abismo.


La claridad que dejó
noche sin fin. Las espesuras
y naufragios
de aquéllos que alucinaron sin desvanecerse.


Y ahora, justo ahora,
sea levitación su alumbramiento; libérese
los tobillos para llegar al mar
en que dos son uno;
elévese el olfato por la espeleología
de los glúteos;
calíbrese el paladar
desde el desbordamiento; intúyase
en los oídos de tempranos pájaros;
contémplese dentro del incendio que incorrupto
resuscite; aduéñese de la memoriosa oscuridad
que unas horas antes
estuvo sorbiendo la dicha
de sus cuerpos.


 AMOROSO AJEDREZ


Aunque muchos piensen que las piezas
no existen, este caprichoso ajedrez
vuelve a sus lechos.
Vuelven las aperturas. Su imán
peligroso. EI magín en que uno
es el peón iluso. Evade
cuanta trampa aparezca. Vence
contrincantes de peso en esa cima
en que todo se pierde.
AlIí la esencia de la combinación
inolvidable. La inusitada escaramuza.
Los cuadros de una noche que no tenga
fin. Esquivar damas de humo
en tránsito al combate.
Como si fuese uno
entregándose a la contienda
al final del camino. Complicidad
de las capturas. Arrebato
cuerpo a cuerpo.
Todo feroz porque siempre es más
sutil el desengaño.


 VAMP


El soplo del beso es el veneno.
Uñas de Rita Hayworth, ¡cómo abren la gruta!
Ojos arrinconados giran. Se deslizan
por la pared del sobresalto. Concerti ecora
del ser a lo imposible. Verga
en los manjares del estrago.
Estudia el laberinto de la erección
como si fuera una Kamille Corry
pensativa y frágil.
Su lengüilarga caricia enciende tronco,
testículos, ternura. Chupa y tiembla.
Salta, de espaldas al que ama,
y el equilibrio de las flores en el jardín
el sumo bien. Las manos sobre los pies.
El corazón en la vulva que aprieta

POEMAS DE JOSÉ ANTONIO MAZZOTTI (PERÚ)



ODA A LAS PARTERAS




Una noche completa deliberando con los instrumentos. Me pregunto
si tu oficio, como el de la muerte, trae alguna forma de alivio, no dolor,
que nos redima de la intensa ilusión de completar los días con hermanos, padres, camaradas
para quienes los actos que azuzamos son causa de contento
o de sabiduría.


Al borde de la cama es mi esposa atravesada
por espadas invisibles.
Como el gusano que teje, lentamente, la despojas
del tiempo, que la aplasta como un mar de calcio.
Se oyen gemidos en los otros cuartos, se trajina
en esta sala donde llegan y parten, ríen y transpiran
hermanos, padres, camaradas, pero siempre solos
el padre esperando el sueño, la madre
en el trance mortal que la desgaja
mientras el suave gusano contrarresta
con sus pausadas voces y sus manos el rigor de las hojas
haciéndole espacio al ente azul
que inunda el planeta con rechazo explicable.


Me pregunto
si tu oficio, contrario al de la muerte, trae una forma de dolor
que se transforma en la intensa ilusión de completar los días
con hermanos, padres, camaradas, fuera de los cuales cualquier forma de sabiduría
es un rostro ya sin rasgos que frente al espejo
apenas reconoce su sonrisa.


Que todos los espíritus del valle
bendigan tus mandíbulas batientes.





HIMNOS NACIONALES


Cuántos jóvenes sacrificados
y aún no calma su hambre el Minotauro.
Persio






II


Este espacio que habito se llama el Perú.
Limita por el Norte con las auroras boreales
por el Sur con un galeón encallado en el Estrecho
por el Este con océanos de lodo
por el Oeste con el Laberinto.
Va hasta donde va mi pensamiento, como una llave Rosa
que abre las arcas herrumbradas, pero que nos hunde
en una Torre de Babel volteada
a la manera del flan de las abuelas.
Y se le ha cortado la leche,
se le ha endurecido el azúcar.


Allá habitan mis semejantes.
Se encuentra lejos en el mundo, en un rincón
que sólo se ilumina cuando le sonríen, como la concha
que goza en su molusco y su molusco la gobierna:
pero nunca gobernaron los moluscos
sino los erizos, se salieron en una marejada
y hasta hoy se encaraman en los arrecifes
cuando sueltan las acequias su descarga.


Y se encuentra en el espacio y forma constelaciones
aún no terminadas de nombrar.






IV


Por eso morir es comenzar nuevamente
por el Hijo del Hombre, el que surgió
de las fronteras andrajoso, marcando como huellas de un pirata
los pasos de su cayado y deteniéndose
únicamente en los pueblos más brillantes.


Oh mira, caminante bastardo, no es suficiente ya el daño que has hecho
con tu existencia dudosa, tu condición de trickster y tus rayitos
señalando las estaciones y los límites
del día y la noche?
Dicen que saliste del lago, o que de la vagina de una cueva, a estas alturas
quién sabe.
Dicen que lloviste fuego y que empreñaste
con tu verga de pájaro a la chica más rica.
Pero si del viejo cadáver quizá aún salga una esperanza.
Quizá si el mismo pelo.
Quizá las mismas uñas.
Millones se han levantado con tu recuerdo y han dejado su filo dental
en maderones y en cuellos delicados, una por otra, se dijeron
la ominosa cadena los manifiestos más cursis
millones y millones se han levantado con una erección
sin lúcuma y sin sapo, sólo para contemplarte
saltando por los aires como una onda radial.


Y desde entonces
sus luces negó el Sol
y suponemos que has de volver
desde el mismo agujero que rompiste.




V


Por eso ya no lustramos el voto solemne, ya que no hay
Eterno. Desde el fondo del Laberinto se escucha el bramar
de las ametralladoras, suspirando como vigilante
del Círculo de los Violentos.


Danilos y marías eran de infinitas losetas
que abrazaban el transbordador, dirigiéndose febriles
hacia los labios de la Nebulosa.
Ella era delgada y hermosa, él
flexible como un gato. Subidos a la punta de la barca se explayaban
en recomendaciones para sus padres. Una vez arriba
se interrumpían las comunicaciones, intercambiaban miradas,
soplaban su última sonrisa
ante el grito más intenso de una estrella.


Y nunca emitieron la menor señal de queja,
ni derramaron una lágrima en la gendarmería.






CANCIÓN POR BILLIE HOLIDAY / Blanco de blancos


El invierno y el infierno se parecen
en una sola cosa:
..........................el hielo pelado que en la punta del día
nos coge de sorpresa y nos mastica.


Sin embargo, los senos blanquísimos del valle se levantan
y reina la paz por un momento
entre homínidos y ardillas y coníferas.
La gota es de cristal en el extremo de la rama
y el sol penetra su arco iris
por pastos y quebradas de los montes.
Se lían en el aire los olores
y el humo de una casa en los pezones invita a caminar
con todos los venados y castores
dejándonos rendidos como bebes,
pero ardientes al fin y sonriendo.


Al nacer sobre una taza de café me reconozco
simple y mortal como la gota
y como el hombre que a lo lejos me contempla
brillando estrangulado de una rama.



EPITALAMIO DEL POETA Y SU DAMA

I went to the Garden of love
and saw what I never had seen
William Blake


Ya no postergaremos el momento de la rama
y su boca de rosa como nunca oscura:
en el espacio liberado
miríadas de historias salpicarán cada día
a los bordes del pliego donde repten
unas huellas cuneiformes:
de semejante baile obtendrás
este pequeño informe
plagado de colmillos y de escamas, evocando
la presa que puntual llega a cubrir su caza grande:
Ven entonces, Bestia Mía,
con tu figura de concreto en actitud contrita
dibujando la forma cuneiforme
a la luz de la luna alucinada:
tu soberano socaire
cae como un manto de agua limpia
en la testa calcinada por la arena
y el arco de tus playas
donde lamen las tarucas su franja de sal turquesa
anuncia su inmediata apertura hacia la tierra:
destrózame todita de inmediato, murmuraste
en el más alto obelisco de las contemplaciones
y despegué mi escondite de retamas
zarpando como un zorro hacia el Jardín central:
Desde entonces se suspende todo trámite intermedio;
el universo se reduce a la lenta conjunción
de Marte sobre Venus, cosa nunca vista
de la rama
saliendo de su boca como nunca clara.